jueves, 20 de noviembre de 2008

SILENCIOS

Comienzo de día.
Cama para dos con dos completa el cupo en un hotel simplísimo.
El sol por los espacios,
Con la imprudencia propia de una luz que no es pedida
Nos dijo que ya era tiempo de dejar atrás nuestra imprudencia.
La mujercita de sonrisa floja, al lado mío,
No prolongó nada.
Me miró y me abrazó como a su propia almohada.
El silencio duro después de la entrega,
El no tener cómo ni con qué decirse nada.
Sólo una muñeca de trapo
Pudo salvarme de la infamia del suceso
De aquel maldito silencio
Tres años después cuando regresé al lugar sin ella.

No hay comentarios: